viernes, 3 de febrero de 2012

SIGMUND FREUD

Sugismund Freud, que, a los veintidós años, habría de cambiar ese nombre por el de Sigmund, nació en Freiberg, en la antigua Moravia (hoy Príbor, Checoslovaquia), el 6 de mayo de 1856. Su padre fue un comerciante en lanas que, en el momento de nacer él, tenía ya cuarenta y un años y dos hijos habidos en un matrimonio anterior; el mayor de ellos tenía aproximadamente la misma edad que la madre de Freud -veinte años más joven que su esposo- y era, a su vez, padre de un niño de un año. En su edad madura, Freud hubo de comentar que la impresión que le causó esta situación familiar un tanto enredada tuvo como consecuencia la de despertar su curiosidad y aguzar su inteligencia.
En 1859, la crisis económica dio al traste con el comercio paterno y al año siguiente la familia se trasladó a Viena, en donde vivió largos años de dificultades y estrecheces, siendo muy frecuentes las temporadas en las que, durante el resto de su larga vida (falleció en octubre de 1896), el padre se encontraría sin trabajo. Freud detestó siempre la ciudad en la cual, por otra parte, residió hasta un año antes de su muerte, cuando, en junio de 1938 y a pesar de la intercesión de Roosevelt y Mussolini, se vio obligado, dada su condición de judío -sus obras habían sido quemadas en Berlín en 1933-, a emprender el camino del exilio hacia Londres como consecuencia del Anschluss, la anexión de Austria al rancio proyecto pangermanista de la Gran Alemania, preparada por los nazis con ayuda de Seyss-Inquart y los prosélitos austriacos.
La familia se mantuvo fiel a la comunidad judía y sus costumbres; aunque no fue especialmente religiosa; al padre cabe considerarlo próximo al librepensamiento, y el propio Freud había perdido ya las creencias religiosas en la adolescencia. En 1873, finalizó sus estudios secundarios con excelentes calificaciones. Había sido siempre un buen estudiante, correspondiendo a los sacrificios en pro de su educación hechos por sus padres, que se prometían una carrera brillante para su hijo, el cual compartía sus expectativas. Después de considerar la posibilidad de cursar los estudios de derecho, se decidió por la medicina, aunque no con el deseo de ejercerla, sino movido por una cierta intención de estudiar la condición humana con rigor científico. A mitad de la carrera, tomó la determinación de dedicarse a la investigación biológica, y, de 1876 a 1882, trabajó en el laboratorio del fisiólogo Ernst von Brücke, interesándose en algunas estructuras nerviosas de los animales y en la anatomía del cerebro humano. De esa época data su amistad con el médico vienés Josef Breuer, catorce años mayor que él, quien hubo de prestarle ayuda, tanto moral como material. En 1882 conoció a Martha Bernays, su futura esposa, hija de una familia de intelectuales judíos; el deseo de contraer matrimonio, sus escasos recursos económicos y las pocas perspectivas de mejorar su situación trabajando con Von Brücke hicieron que desistiese de su carrera de investigador y decidiera ganarse la vida como médico, título que había obtenido en 1881, con tres años de retraso.
Sin ninguna predilección por el ejercicio de la medicina general, resolvió adquirir la suficiente experiencia clínica que le permitiera alcanzar un cierto prestigio, y, desde julio de 1882 hasta agosto de 1885, trabajó como residente en diversos departamentos del Hospital General de Viena, decidiendo especializarse en neuropatología. En 1884 se le encargó un estudio sobre el uso terapéutico de la cocaína y, no sin cierta imprudencia, la experimentó en su persona. No se convirtió en un toxicómano, pero causó algún que otro estropicio, como el de empujar a la adicción a su amigo Von Fleischl al tratar de curarlo de su morfinomanía, agravando, de hecho, su caso. En los círculos médicos se dejaron oír algunas críticas y su reputación quedó un tanto ensombrecida. En 1885, se le nombró Privatdozent de la Facultad de Medicina de Viena, en donde enseñó a lo largo de toda su carrera, primeramente neuropatología, y, tiempo después, psicoanálisis, aunque sin acceder a ninguna cátedra.
La obtención de una beca para un viaje de estudios le llevó a París, en donde trabajó durante cuatro meses y medio en el servicio de neurología de la Salpêtrière bajo la dirección de Jean Martín Charcot, por entonces el más importante neurólogo francés. Allí tuvo ocasión de observar las manifestaciones de la histeria y los efectos de la hipnosis y la sugestión en el tratamiento de la misma. De regreso a Viena, contrajo matrimonio en septiembre de 1886, después de un largo noviazgo jalonado de rupturas y reconciliaciones como consecuencia, en especial, de los celos que sentía hacia quienquiera que pudiese ser objeto del afecto de Martha (incluida su madre). En los diez años siguientes a la boda, el matrimonio tuvo seis hijos, tres niños y tres niñas, la menor de las cuales, Anna, nacida en diciembre de 1895, habría de convertirse en psicoanalista infantil.
Poco antes de casarse, Freud abrió una consulta privada como neuropatólogo, utilizando la electroterapia y la hipnosis para el tratamiento de las enfermedades nerviosas. Su amistad con Breuer cristalizó, por entonces, en una colaboración más estrecha, que fructificaría finalmente en la creación del psicoanálisis, aunque al precio de que la relación entre ambos se rompiera. Entre 1880 y 1882, Breuer había tratado un caso de histeria (el de la paciente que luego sería mencionada como «Anna O.»); al interrumpir el tratamiento, habló a Freud de cómo los síntomas de la enferma (parálisis intermitente de las extremidades, así como trastornos del habla y la vista) desaparecían cuando ésta encontraba por sí misma, en estado hipnótico, el origen o la explicación. En 1886, luego de haber comprobado en París la operatividad de la hipnosis, Freud obligó a Breuer a hablarle de nuevo del caso y, venciendo su resistencia inicial, a consentir en la elaboración conjunta de un libro sobre la histeria. Durante la gestación de esta obra, aparecida en 1895, Freud desarrolló sus primeras ideas sobre el psicoanálisis. Breuer participó hasta cierto punto en el desarrollo, aunque frenando el alcance de las especulaciones más tarde características de la doctrina freudiana y rehusando, finalmente, subscribir la creciente convicción de Freud acerca del papel desempeñado por la sexualidad en la etiología de los trastornos psíquicos.
En 1896, luego de romper con Breuer de forma un tanto violenta, Freud empezó a transformar la metodología terapéutica que aquél había calificado de «catarsis», basada en la hipnosis, en lo que él mismo denominó el método de «libre asociación». Trabajando solo, víctima del desprecio de los demás médicos, el tratamiento de sus pacientes le llevó a forjar los elementos esenciales de los conceptos psicoanalíticos de «inconsciente», «represión» y 'transferencia'. En 1899, apareció su famosa La interpretación de los sueños, aunque con fecha de edición de 1900, y en 1905 se publicó Tres contribuciones a la teoría sexual, la segunda en importancia de sus obras. Estos dos fueron los únicos libros que Sigmund Freud revisó puntualmente en cada una de sus sucesivas ediciones.
Hasta 1905, y aunque por esas fechas sus teorías habían franqueado ya definitivamente el umbral de los comienzos y se hallaban sólidamente establecidas, contó con escasos discípulos. Pero en 1906 empezó a atraer más seguidores; el circulo de los que, ya desde 1902, se reunían algunas noches en su casa con el propósito de orientarse en el campo de la investigación psicoanalítica, fue ampliado y cambió, incluso, varias veces de composición, consolidándose así una sociedad psicoanalítica que, en la primavera de 1908, por invitación de Karl Gustav Jung, celebró en Salzburgo el Primer Congreso Psicoanalítico. Al año siguiente, Freud y Jung viajaron a Estados Unidos, invitados a pronunciar una serie de conferencias en la Universidad Clark de Worcester, Massachusetts, comprobando con sorpresa el entusiasmo allí suscitado por el pensamiento freudiano mucho antes que en Europa. En 1910 se fundó en Nuremberg la Sociedad Internacional de Psicoanálisis, presidida por Jung, quien conservó la presidencia hasta 1914, año en que se vio obligado a dimitir, como corolario de la ruptura fallada por el mismo Freud en 1913, al declarar improcedente la ampliación jungiana del concepto de «líbido» más allá de su significación estrictamente sexual. En 1916 publicó Introducción al psicoanálisis.
En 1923, le fue diagnosticado un cáncer de mandíbula y hubo de someterse a la primera de una serie de intervenciones. Desde entonces y hasta su muerte en Londres el 23 de septiembre de 1939, estuvo siempre enfermo, aunque no decayó su enérgica actividad. Sus grandes contribuciones al diagnóstico del estado de nuestra cultura datan de ese período (El porvenir de una ilusión [1927], El malestar en la cultura [1930], Moisés y el monoteísmo [1939]). Ya con anterioridad, a través de obras entre las que destaca Tótem y tabú (1913), inspirada en el evolucionismo biológico de Darwin y el evolucionismo social de Frazer, había dado testimonio de hasta qué punto consideró que la importancia primordial del psicoanálisis, más allá de una eficacia terapéutica que siempre juzgó restringida, residía en su condición de instrumento para investigar los factores determinantes en el pensamiento y el comportamiento de los hombres.

martes, 31 de enero de 2012

LA OBRA DE ELTON MAYO




LA OBRA DE ELTON MAYO

En una compañía "Western Electric ubicada en el barrio de Hawtourne Chicago, se toma la decisión de hacer un estudio psicológico y sociológico para conocer la influencia que tiene ciertos factores como limpieza, luz, ruido, etc. en el aspecto productivo de la misma. Dicho estudio lo inician un grupo de sociólogos y psicólogos.

En la época de los experimentos, los expertos en eficiencia llamados  enfrentar con el problema aplicar los métodos corrientes, alterar las hora de trabajo modificar los periodos de descanso y los intervalos entre ellos, cambiar las intensidad  de la luz y otras condiciones del ambiente, a fin de descubrir algún medio para reducir la tención existente y elevar la producción de las trabajadores.

Para 1924 la compañía pidió la cooperación de la Academia Nacional de Ciencias, intento estudiar las relaciones entre la eficiencia del operario y la iluminación del tallar.

Para Taylor, Frank Gilbreth, decía que los trabajadores deben ser estudiados como una unidad aislada, semejantes a ciertos aspectos importantes a una maquina cuya eficiencia podía medirse científicamente, los principales factores que afectaban su eficiencia eran los movimientos inútiles o ineficaces al hacer el trabajo; la fatiga considerada como un estado fisicoquímico corporal debido a la acumulación de productos de desechos.

Lo que los investigadores en Hawthorne iban a demostrar es que existe algo mucho más importante que los horarios, los salarios o las condiciones físicas de trabajo, algo que incrementaba la producción sin importar los cambios en las condiciones físicas.

Cuando se estudio los factores de la iluminación sobre el trabajo, se escogieron dos grupos de empleados:

1.     La iluminación se mantuvo inalterada durante el experimento

2.     En tanto que al otro se le aumento gradualmente la iluminación

Lo que se espera en el segundo aumento la producción, pero lo inesperado fue que la producción del grupo testigo aumento también.

Como para esto empleados la iluminación no se había alterado para los investigadores fue sorpresivo por lo que la cual los investigadores tomaron la decisión de reducir la iluminación del grupo de prueba.

Para la segunda prueba, los investigadores seleccionaron a dos muchachas, a las que se les pidió que escogieran a otras cuatro muchachas para formar un pequeño grupo de seis, el grupo fue puesto para armar reles de teléfonos, que esta compuestos por 40 piezas que se tenía que armar sentadas un una larga banca. Para los investigadores le permitió apreciar la efectividad de las modificaciones aplicadas subsecuentemente, por los incrementos en la producción de los reles.

El hombre responsable de los experimentos Hawthorne fue George Elton Mayo, profesor de investigaciones industriales en la escuela de negocios para graduados de Harvard.

Mayo inicia investigaciones con la introducción de los retos de descanso equivalentes a dos intervalos de diez minutos por la mañana y otros dos por la tarde. Se animó  a los trabajadores para que durmieran durante estos intervalos, disponible inicialmente a solo una tercera parte de los operarios del departamento. Los resultados fueron impresionantes, pues la rotación descendió y la producción aumento. Se nota además el estado de ánimo había mejorado y su actitud era amistosa. Lo que para Mayo fue inexplicable que los dos tercios del grupo del experimento hubo una elevación en la  producción y un decremento en la rotación de los trabajadores casi comparables, para después darse cuenta que durante un mes de trabajo se había aumenta hasta un 80% la producción los operarios recibieron su primera bonificación.

Para los supervisores un muchas dificultades para después de cinco días volvieron a nivel prevalencia al principio de los experimentos, para después darse cuenta que la producción descendió hasta un punto superado meses atrás, las falta se multiplicaron y cundió desmoralización.

Los supervisores al darse cuenta faltas tomaron la decisión de volver a implantar los periodos de descanso.

Para Mayo sus resultados, en vista de sus investigaciones posteriores. Supuso que la monotonía del trabajo conducía a que todo trabajador o ejecutivo probablemente lleva consigo cierta pesadumbre privada o descontento.

 Cuando las condiciones del trabajo físico o mental impropias, el efecto inmediato parece ser un incremento de la reflexión pesimista o amarga.

La temperatura y la humedad del local se registra cada hora, se tomaba no del pormenorizada del viento, y el sol y todas las otras condiciones ambientales, para después que los trabajadores se sometieran a exámenes medios cada cinco o seis semanas.

Todo aquel que intentara superar la cuota fijada por el grupo era llamado inmediatamente al orden respetando sus valores y las costumbres del grupo era más importante que cualquier beneficio en efectivo para sus componentes.

Los trabajadores tenían un código extraoficial de conducta que tenía poderosa influencia sobre los miembros  del grupo y marcaban en ellos las siguientes:

No debes trabajar demasiado.

No debes de trabajar demasiado poco.

No debes decir nada a los supervisores que pueda perjudicar a tus compañeros.

No debes de mantener una distancia social o actuar oficiosamente.

En una palabra se encontró que las faltas y la lata rotación de los trabajo eran características de los operarios que no pertenecían a equipos ni habían conseguido integrarse a ningún grupo.

Para los profesores Miller y Form es su Industrial Sociology, consideraban que la principal implementación de la obra de mayo es que el problema de las falta, la rotación. El mal estado de ánimo y la escasa eficiencia se reduce al problema de cómo consolidar a los grupos e incrementar la colaboración.

Las investigaciones de mayo siguen siendo revolucionarias y cuentan entre las más importantes en el campo total de las ciencias sociales. Similarmente reconoceremos que las investigaciones Hawthorne son correctas en tanto que las condiciones generales no cambien.